Durante el gobierno de Días, conforme las relaciones de los países desarrollados aumentaban la ideología de las clases altas dio un giro de 180 grados. Se acrecentó el deseo de llegar a ser como ellos, e incluso se llego a considerar que la identidad nacional representaba el atraso y que la cultura extranjera sobre todo la europea representaba a la “civilización”. La admiración de los mexicanos por los extranjeros trascendió al aspecto cultural.
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